jueves, 21 de julio de 2016

PREPARATIVOS PARA EL VIAJE Y ENCUENTRO CON LA VERDAD (3).

En la mañana invernal llena de transparencias, azules claros y grises suaves que casi se pueden acariciar, até, cerré mi maleta y metí algunos libros en la mochila que me eché a la espalda. Y nada más iniciar el camino vi que en él también estaban familias con aire festivo, grupos de invitados a alguna boda, los amigos de los novios; excursionistas que se encaminaban a alcanzar la cima todavía nevada; escolares en compañía de sus profesores; afiliados a algún partido político que se dirigían a un mitin; una agrupación vecinal, y qué se yo. Y a veces algunos querían adelantar a otros. Pero vi también al borde del camino a una anciana algo achacosa, pero no exenta de belleza parecida a la del muérdago, que con su lentitud casi nos impedía avanzar. Me dijo que era la Verdad, y a su paso lento quise acomodar el mío.

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