domingo, 14 de diciembre de 2014

LA SOLEDAD COHESIONADORA

Quizá con la existencia de las redes sociales y de la hipercomunicación no exista ya soledad, aunque yo todavía la siento, y la interpreto como una posibilidad, como la otra cara de una aspiración todavía no satisfecha; y en consecuencia de todo ello como una manifestación de la rebeldía que me ha acompañado durante todo mi vida. Mi yo se ha tranquilizado pero no se ha debilitado durante estos años. Y cuando me refiero a mi yo no estoy aludiendo a todo cuanto pudiera haber en mí de seguridad y de autosuficiencia, sino a lo que todavía desea manifestarse, brotar, a través de la incertidumbre, e incluso de la debilidad, de la duda, de la intemperie; para lo que no es un inconveniente que esta soledad se proponga ser solidaria con el grupo. Tengo voluntad de individuo, pero no ya del que yo soy, sólo yo. Tengo también deseo de individuo en mi destinatario. Quiero para él también una soledad tan grande como la mía, que permita construir una relación verdadera que jamás pueda apoyarse en una falsa sensación de seguridad, y que nos mantenga siempre en vilo.

domingo, 19 de octubre de 2014

¡POETAS DEL MUNDO, UNÍOS!

¡Poetas del mundo, uníos! Si no escriben sobre vosotros escribid vosotros! Sed como los pueblos pobres cuando procrean. Llenad el mundo de poemas como una explosión demográfica. Pero ay de vosotros Molinos de Vanidad, chiringuitos playeros, que con vuestro ruido constante no dejáis oír el sonido acompasado del mar, ni aproximarse a él. Ni deseo ser protagonista de vuestros actos ni su público. Dispuesta me hallo a creer en un Dios que, a pesar de bondadoso, ha permitido la muerte de sus criaturas, sólo para que a través de ella puedan todos los seres humanos volver a ser iguales; pues en esta igualdad radical está también la poesía.

sábado, 27 de septiembre de 2014

DIARIO DEL FUTURO:RESURRECCIÓN

Percibí cómo se corría la losa y entraba después una débil claridad; y también sentí que iban cayendo las vendas, una a una. Me pude entonces mirar en un espejo, pues estaba sentada en un espacio parecido a un salón de peluquería muy luminoso, donde seres vestidos con una bata que debían ser ángeles iban atendiendo a los recién llegados. Y bien, entonces pude comprobar ante mi sorpresa que después de resucitar mi aspecto era el de una mujer madura; eso sí, muy delgada, y cuyo rostro reflejaba los signos de la edad a través de marcados signos de expresión. Me sentí confundida, pues siempre creí que los resucitados eran jóvenes, pero no me atreví a pedir explicaciones ni ninguna cita con entidades superiores, ya que nada más llegar a la otra vida no quería pasar por persona conflictiva o impertinente. Eso sí, los otros seres que por allí me acompañaban revestían el atractivo de la personalidad y los encantos de un galán maduro, como Jeremy Irons. Adivinaron los ángeles mis pensamientos, y se adelantaron a explicarme que no se puede alcanzar la dicha eterna sin recordar que se ha vivido, y sin disfrutar de los placeres de la madurez. "Esto no es ninguna broma", oí decir a una voz que parecía venir de muy arriba. "En el cielo se lleva mucho el vintage", me aclaró un vecino.

domingo, 27 de julio de 2014

EN RECUERDO DE VICTOR PORTILLO

Todo es ya todo. No hay más huella que la señal de unos labios apenas hundidos en la piedra. Así se abre este nuevo camino: palabra por dentro como un olivar del sur. Ser hombre no es vivir, sino ser vivido. ¿No tendría suficiente con sentir el gozo en sí, ser la fuente que canta, y poder vivir y morir al mismo tiempo?

sábado, 7 de junio de 2014

LOS TRES POETAS

Erase que era, hubo una vez tres poetas. Uno de ellos había conseguido convertirse en centro de atención, y su obra pudo alcanzar una gran divulgación y ser promocionada por la crítica en general. Otro de ellos se sentía superior al primero ya que consideraba que su obra no necesitaba ningún reconocimiento social, pues poseía un valor intrínseco que le permitía apoyarse en si misma, y estar a disposición de los lectores que quisieran de uno en uno aproximarse a ella. Y con el tiempo se convirtió en un poeta desconocido muy conocido, y en un autor de culto. Ambos poetas contaban con un grupo de partidarios que disputaban entre sí, hasta que dieron por concluida su pública rivalidad (que a partir de entonces continuó sólo en privado), pues el poeta más reconocido, como suele suceder siempre en el caso del poder, lo asimilaba todo, lo devoraba todo, hasta la crítica ejercida contra él mismo, con el fin de dar la apariencia de que su obra era capaz de suscitar la polémica, cuando la verdad es que, como conocemos todos, por sí misma no era capaz de provocarla. Y es más, una poetisa rara poseída de cierto ánimo burlón la denominaba "rollito de primavera". Pero con el tiempo, cuando los dos primeros poetas ya no estaban en este mundo, y sobre sus lápidas crecía por igual la hierba, un tercer poeta, quizá el más justo de los tres, escribió sobre los dos primeros la siguiente leyenda: "Ni uno fue generoso con su éxito, ni el otro con su fracaso".

viernes, 7 de febrero de 2014

ELOGIO DEL DILETANTE

Diletante es el ser creativo capaz de sostener la tensión, y a veces la angustia, de la indefinición y de la falta de personalidad social. Al diletante, (para ser diletante), lo mismo le da ser nada que ser dos cosas o más al mismo tiempo, pues lo que le caracterizará será el deber de afrontar las preguntas acerca de qué es, o a qué se dedica. No albergo mala opinión sobre la sociedad. Desde la teoría de Lévi-Strauss según la cual aquella nace de la renuncia de la familia al "incesto", entendiéndose éste en su acepción más amplia de poder o hegemonía, hasta las posiciones de la sociobiología sobre el altruismo que constituiría la base de la vida social, por analogía con la que existe en la naturaleza representada por la casta de insectos estériles que cuidan de la prole de sus hermanos fértiles, me merecen profundo respeto las estructuras y pautas sociales que permiten que la evolución del hombre sea más acelerada y a veces intensa como en siglo XIX , pero no siempre acepto sus jerarquías. El diletante escapa a todas ellas, a las clasificaciones y osificaciones, pero no a la necesidad de afrontar la mayor de las tensiones, (de las que otros escapan ganando una cátedra para sustraerse a cualquier duda relacionada con su status social): La que consiste en que los demás no sepan qué es, y a veces ni el mismo. El diletante vive en continuo estado creativo y de metamorfosis al estar abocado a dar respuestas convincentes y representativas de un mundo que permanece invisible para los demás. El diletante es el verdadero artista de la vida. Ni que decir tiene que son para mí las aportaciones más interesantes al mundo del arte y del pensamiento, e incluso al de la ciencia, y al del espíritu, aquellas de los que nunca han perdido su renovador espíritu de diletantes, a pesar de la inquietud profunda que ello pueda conllevar.

domingo, 19 de enero de 2014

DIOS

Mi elegía es danzar y ungir mis cabellos con vino. Esta noche derrocharé mi hacienda, yo, jugador obstinado que apuesta siempre por el mismo número. Con qué podría compararse este mundo invadeable sino con un casino en que, bajo una luz tan rojiza como la del amanecer, la rueda de una noria y las aspas de un molino giran tan vertiginosamente como una ruleta, y junto a la dama escotada y el joven del bigotito está Dios que apuesta por el mismo número que yo. Perderemos alegremente, si es preciso, hasta la camisa, pues todo nos lo hemos jugado esta noche a una sola carta, pero las estrellas siempre son malos naipes. Nuestro caudal hemos dilapidado, seremos la vergüenza. Yo, cuando llegue a mi casa sin nada. Él, cuando venga sin nada al mundo. Mi elegía es danzar y ungir mis cabellos con vino, y ver las cartas de Dios. El Espía de Dios. Descenso al Cielo. Peor que matar a Dios es construirle un templo; hoy ya nadie le ejecutaría, pero todavía muchos le condenan a cadena perpetua. Pero mirad, ahí está el Dios, en la batalla y en la paz, en el amor y en el odio, en la ternura y en la violencia, en la herida y en la cicatriz, en la dicha y en el tormento, en la mano que se alza sobre mí y en la que me sostiene. Más él no habita en la indiferencia.